Hablemos de Béisbol
En aquellos años de los
fabulosos Tigres del cuadro del millón, yo era un aficionado de los Tigres;
básicamente porque allí estaban varios peloteros de los Cañeros: José Peña,
Sóstenes Verdugo, Manuel Ponce, Gregorio Luque, Eloy Gutiérrez, Víctor Orozco,
Domingo Hernández y alguno más que se me escapa, y estaba Horacio Solano,
mochitense que aquí jugaba para Hermosillo, un gran lanzador sin duda.
Y esporádicamente
asistía a los juegos y se sentaba en las butacas junto al dogout del Tigres, su
dueño Alejo Peralta Díaz-Ceballos, quien gustaba de manejar el equipo al estilo
grandes ligas, a larga distancia.
Así, el coach de
tercera que entonces se estilaba fuera el manager, volteaba hacia donde estaba
Alejo y este le daba la señal correspondiente que el manager ordenaba al
bateador y en su caso a los corredores embasados.
Cuando alguna jugada
mandada por Alejo salía mal, los fanáticos que sabían que él estaba manejando,
le gritaban: ¡cómo eres pendejo Alejo!; y el dueño de los Tigres se paraba y
encaraba a los aficionados y les hacía señas mentándoles la madre y todo el
tiempo riéndose. Así se divertía Alejo, era su relax.
En otras ocasiones se
uniformaba y estaba en el dogout, y la gente lo sabía y en cualquier mala
jugada que sucediera o la estancia de más de un pitcher en el montículo era
motivo para que la gente gritara: ¡Como eres pendejo Alejo!
Aquí en la Mexicana del Pacifico algunos peloteros de los Tomateros de hace algunas temporadas me
comentaron que el éxito del Paquín era dejar que el Chino Ley maneje el equipo.
Juan Manuel corrió al Huevito Álvarez porque no dejo que el Chino manejara a
los Tomateros en el momento en que el jarocho era el manager.
En México equipos como
el Tigres los pagan las empresas de los dueños, dando donativos deducibles para
efecto del I.S.R. y comprando boletos para repartir entre el personal obrero y
algunos funcionarios.
Así que cuando ocurren
cosas como la que le sucedió a Francisco Peguero, los dueños apasionados hacen
su aparición con decisiones demasiado drásticas; Don Alejo corrió a Memo
Garibay cuando éste era el mejor manager de México, quien rápidamente fue
contratado por Petroleros de Poza Rica, en los principios de los 60s. Luego
corrió al Chito García y puso a Ricardo Garza, pero, en ese tiempo tenía mucha
cuerda Alejo, y Ricardo no lo aguantó mucho.
Carlos Peralta no es
Alejo; este es un tipo preparado en las mejores escuelas, hombre de un poder
social y económico grandísimo, compadre de Peña Nieto, para empezar, y
evidentemente relacionado con los principales empresarios de México y otros
países, para él, que es apasionado aficionado al beisbol y a sus Tigres desde que
era un niño, un error tan infantil como el cometido por Peguero no debe ser, toda
vez que es un pelotero profesional y muy bien pagado; por ello, esa drástica decisión;
y alégale al umpire.
Los peloteros en México
saben que si los dueños de los equipos deciden que no haya más Liga
Mexicana y todo eso se acabe, se acaba; ellos quedarían sin su trabajo, y por
eso, tienen que aguantar, pero, hay peloteros extranjeros, principalmente los
dominicanos, que saben que pueden irse a otros países a jugar y en México
juegan a como les da la gana, ejemplo: Sandy Madera, que a pesar de que
demostró que es un gran bateador, juega a cómo anda de humor y en cuanto le da
la gana “se lastima”; la temporada pasada los Cañeros lo despacharon a su casa
antes del 24 de diciembre porque seguramente los directivos no lo soportaron y
dijeron que se iba a un try out a Japón para no alborotar al aficionado.
Seguramente Peralta con
lo que hizo quiso poner un escarmiento para que sus peloteros “agarren la
onda”, por eso lo ordenó y todavía más, lo divulgó. Que se sepa que él es el
dueño del equipo y que no está de acuerdo que uno de sus subordinados pierda la
concentración en su chamba.
Peguero ya está en
dominicana feliz de la vida, después de haber cobrado su sueldo completo
conforme al contrato.
ES muy fácil criticar
un detalle como éste, pero, hay que verlo también desde el ángulo del dueño;
hoy los Tigres están peleando por el título de campeón del circuito y para la
empresa representó juegos extras, dinero adicional que ingresa para resarcir al
club en caso de pérdidas o para acrecentar las utilidades en caso de que las
hubiere.
Eso es lo que piensa un
empresario, para eso arriesga su dinero, para eso paga sueldos estratosféricos
a los extranjeros que vienen como refuerzos, y que uno de esos nos haga perder
un juego ya ganado y con ello perder posibles ingresos extraordinarios, yo lo
corro, como hizo Carlos Peralta; y que los periodistas enamorados de los
peloteros me critiquen.
El béisbol profesional
antes que espectáculo, es un negocio en donde los inversionistas arriesgan su
dinero para generar empleos: a peloteros, ampáyeres, comerciantes, empresarios
y prestadores de servicios, periodistas, radio y TV, en fin podría seguir
citando muchos ejemplos, pero, son los peloteros y los ampáyeres quienes dan el
espectáculo por el que el aficionado paga y genera dividendos a los inversionistas,
ellos por lo tanto deben extremar sus cuidados para que el espectáculo se dé
honestamente y del gusto del aficionado, que, estoy seguro, que los seguidores
del Tigres no quedaron nada contentos con el error de Peguero, por más inocente
que haya sido; es decir, dejando a un lado la duda de que si lo hizo deliberadamente.
¿Qué harías si un
empleado tuyo se pelea con tu mejor cliente? Ese es un error. Un error que te
hará perder dinero.
Peguero con su error
pudo evitar que hoy estuvieran los Tigres jugando por el campeonato de la liga
y el equipo hubiera dejado de percibir los ingresos que le generará esta serie.
Y no olvidemos que
Carlos Peralta Quintero es un empresario que ha sabido guiar a las empresas del
grupo IUSA que en este 2015 cumple 76 años de vida, que se dice fácil, pero, lo
difícil es mantenerlas vivas a más de tres lustros del deceso de Don Alejo
Peralta, a Carlos no les gusta perder y para ganar hay que saber tomar
decisiones con la cabeza, no con el corazón.

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